Perú en el Siglo XIX

Perú en el Siglo XIX en Perú

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Consecución de la independencia

Perú permaneció leal a España, durante mucho tiempo, debido a la actitud conservadora de la aristocracia peruana, la presencia de muchos españoles en el Perú, la concentración del poder militar español en Lima y la represión efectiva de los levantamientos indígenas. Por consiguiente, la independencia del Perú fue lograda principalmente por personas ajenas al país. Finalmente, tuvo lugar la proclamación de la independencia en 1824, tras las batallas que tuvieron lugar ese año: las de Junín y Ayacucho.

Perú de 1824 a 1884

Sin embargo, el fin del dominio español no proporcionó una solución a los muchos problemas políticos, sociales y económicos a los que se enfrentaba el país. La transición de una dependencia colonial a un estado moderno resultó difícil.

Lucha por el poder

Al principio de la existencia nacional del Perú, los caudillos, que habían adquirido importancia en la lucha por la independencia, trataron de tomar el poder. La salida de Bolívar en 1826 eliminó una influencia estabilizadora. Los objetivos de los caudillos se vieron favorecidos por la ausencia de una tradición de autogobierno, por la prevalencia de una sociedad feudal de criollos e indios, y por la renuencia de los civiles a asumir responsabilidades políticas. A pesar de las influencias militares, en 1828 se adoptó una constitución liberal. Esto no impidió que el general Agustín Gamarra tomara el poder del gobierno por medios ilegales. Fue sucedido en 1835 por otro caudillo egoísta, el general Felipe Salaverry.

Las ambiciones de Gamarra y Salaverry fueron frustradas por Andrés de Santa Cruz, un comandante militar de origen hispano-indio que propuso una confederación de Perú y Bolivia. Durante tres años Santa Cruz, aunque nacida en La Paz, fue apoyada por grupos influyentes en Perú y mantuvo la unión política. Pero sus esperanzas se vieron destrozadas en la batalla de Yungay en 1839 por una fuerza conjunta de peruanos de mentalidad nacionalista y de chilenos que temían una amenaza al equilibrio de poder en el Pacífico.

Establecimiento del orden

Durante el período inicial de la estadidad en Perú, surgieron partidos liberales y conservadores con programas mal definidos. Su rivalidad exacerbó la inestabilidad política del país.

El general Ramón Castilla asumió la presidencia en 1845. Castilla dominó la escena política de 1845 a 1851 y de 1855 a 1862, a pesar de sus antecedentes mestizos. Su mayor logro para la promoción de la riqueza nacional fue la explotación de los yacimientos de guano a lo largo de la costa y de las islas. Los impuestos sobre esta industria, que estaba controlada por corporaciones extranjeras, proporcionaron la principal fuente de ingresos del gobierno durante varias décadas. Castilla apeló a los liberales aboliendo el pago de tributos por parte de los indios y emancipando a los esclavos negros. Sin embargo, a los terratenientes de las plantaciones costeras se les permitió importar miles de trabajadores chinos para tener una oferta suficiente de mano de obra. Como una concesión adicional a los liberales, Castilla estableció un sistema de educación estatal en los niveles primario y secundario. A través de su influencia, una asamblea en 1860 adoptó una constitución que duró hasta el siglo XX.

En la segunda mitad del siglo XIX, la historia del Perú se caracterizó por muchos reveses. En 1864 España envió una fuerza naval al Pacífico, aparentemente para proteger los derechos de los inmigrantes vascos, pero en realidad para intentar restablecer el dominio sobre su antigua colonia. En 1869, tras reunirse con la decidida oposición de Perú y Chile, España se retiró y reconoció la independencia del Perú por primera vez, pero el conflicto fue una pesada carga para la hacienda pública peruana.

La insatisfacción con el gobierno militar dio lugar en 1871 a la formación del Partido Civil, que representaba una oligarquía de terratenientes y comerciantes (véase Civilista). Este partido, encabezado por Manuel Pardo (presidente, 1872-76), aprobó un costoso programa de desarrollo interno, que incluía la construcción de ferrocarriles a través de los Andes. La corrupción por parte de funcionarios y contratistas del gobierno caracterizó el trabajo, lo que disminuyó el aislamiento del interior peruano pero incrementó enormemente la deuda nacional.

Guerra del Pacífico con Chile

Otro acontecimiento desfavorable fue la Guerra del Pacífico con Chile, causada principalmente por la rivalidad por la explotación de ricos depósitos de nitratos en el desierto de Atacama (entonces parte de Perú, ahora en Chile). Los recursos superiores de Chile y la disciplina militar trajeron una derrota abrumadora a Perú y a su aliado Bolivia.

En la batalla de Iquique (entonces en Perú, ahora en Chile), el 21 de mayo de 1879, los peruanos sufrieron la pérdida de uno de sus mejores buques de guerra, el Independencia; luego el Huáscar fue capturado el 8 de octubre, y esta eventual entrega del control del mar permitió que un ejército chileno aterrizara en la costa peruana. El 17 de enero de 1881, las fuerzas chilenas capturaron la capital, Lima. A esto siguieron saqueos y saqueos, y la Biblioteca Nacional fue destruida. De acuerdo con los términos del Tratado de Ancón (20 de octubre de 1883), el Perú entregó a Chile la plena posesión de la provincia de Tarapacá y la administración durante 10 años de las provincias de Tacna y Arica, tras lo cual se celebró un plebiscito para determinar su futura soberanía.

Autor: Black

Perú de 1884 a 1900

Los gastos de la guerra, y la consiguiente pérdida de ingresos de los yacimientos de nitratos, crearon la posibilidad de una bancarrota inminente. Para evitar este desastre, el régimen civil aceptó en 1889 un plan propuesto por los tenedores de bonos para manejar la deuda. La Corporación Peruana, en representación de los acreedores, con sede en Londres, debía controlar los ferrocarriles durante 66 años, extraer hasta tres millones de toneladas de guano y recibir 33 pagos anuales de 80.000 libras cada uno. El plan funcionó satisfactoriamente pero fue odiado por el pueblo peruano.
Reformas sociales y desarrollo económico

La disminución del prestigio nacional creó un ambiente propicio para el cambio político. Se formó el Partido Demócrata, que en 1895, bajo la dirección de Nicolás de Piérola, ganó las elecciones presidenciales. Con una base amplia y popular, defendió el sufragio directo y la restauración de las elecciones municipales. Se fomenta la educación pública, pero faltan escuelas para los hijos de los pobres.

Un escenario político ordenado, marcado por la rivalidad entre los grupos demócrata y civil, aceleró el desarrollo económico. Hubo un aumento en la producción de minerales, especialmente cobre, y de productos agrícolas tales como algodón, azúcar y lana. En la minería del cobre, el capital estadounidense adquirió importantes intereses.

Autor: Black

Efecto de la Confederación Peruano-Boliviana

El fin de la Confederación Peruano-Boliviana tuvo lugar en la batalla de Yungay (departamento de Ancash, Perú) el 20 de enero de 1839. Esta derrota provocó la disolución inmediata de la confederación; Santa Cruz se exilió. Agustín Gamarra asumió la presidencia de Perú y trató de someter a Bolivia a Perú; este intento terminó abruptamente, sin embargo.

Ramón Castilla

Ramón Castilla, (nacido el 27 de agosto de 1797 en Tarapacá, Perú, fallecido el 25 de mayo de 1867 en Arica, Perú[ahora en Chile]), soldado y estadista que, como presidente o como poder detrás del escenario, dominó la política peruana durante casi 20 años. Como conservador, ofreció sabiamente concesiones a todos los sectores de la sociedad peruana y proporcionó a la nación un largo período de estabilidad política y progreso económico.

De joven, luchó por los españoles hasta que fue capturado por los patriotas chilenos. Luego luchó contra los españoles en Perú, actuando heroicamente con José de San Martín y Simón Bolívar. En la anarquía que siguió a la muerte del presidente Agustín Gamarra en 1841, Castilla asumió el poder y fue elegido presidente al año siguiente (1845). Sirvió hasta 1851 y luego derrocó al siguiente presidente, José Rufino Echenique, en 1855, para gobernar hasta 1862.

Cuando Castilla tomó el poder, Perú había sido sacudido por el desorden y las rebeliones durante casi 20 años. Un líder fuerte y hábil, tuvo la buena fortuna de estar en el poder cuando se descubrieron las enormes reservas de guano y nitrato de sodio del Perú. Los ingresos de estos recursos le ayudaron a lograr mejoras económicas, reducir la deuda de la nación, construir escuelas, mejorar el transporte y fomentar los negocios domésticos. También abolió la esclavitud negra y el impuesto principal sobre los indios y, aunque era un firme partidario de la iglesia, eliminó los tribunales eclesiásticos y el diezmo obligatorio. En 1860 apoyó la nueva constitución del Perú, que estrechó la franquicia, dio amplios poderes al presidente y reconoció exclusivamente a la Iglesia Católica Romana; estuvo vigente hasta 1920.

Cuando el despotismo paterno de Castilla terminó en 1862, la nación volvió a caer en 20 años de caos y rebelión.

Autor: Black

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